La hidromiel, más conocida como vino de miel, se obtiene por la fermentación de un mosto de miel y agua. Es la bebida alcohólica más antigua consumida por el hombre, de la cual se han encontrado vestigios que datan de unos 100 a.C.; se trata de un cuerno hueco encontrado en Alemania en un pantano de turba de 2.5 de profundidad con restos de granos de polen y levaduras, lo que indica que habría servido como recipiente para una bebida de miel fermentada. Esta pieza sería uno de los testimonios más antiguos de la elaboración de la hidromiel. Se han hallado indicios en Grecia, donde recibía el nombre de melikatron y en Roma, donde se denominaba agua mulsum, la bebida predilecta de Julio César. En la época que el hidromiel fortalecía a Erico el Rojo, conquistador de Groenlandia, y a sus compañeros de correrías contra los rigores del Atlántico norte, allá por el siglo XI, el arte de la vitivinicultura comenzó a expandirse desde el mar Mediterráneo hasta los 50° de latitud norte. Ello motivó que el vino desplazara al hidromiel como fuente popular para obtener alcohol y que a partir de entonces su consumo fuera declinando en forma gradual.
Actualmente se elabora hidromiel en algunos puntos de Centro Europa, Alemania y Francia, pero en España apenas hay empresas que se dediquen a su producción. Vemos, como Miel Valle de los Pedroches, saca partido a todos los productos naturales que producen las abejas o proceden del panal, siendo pionera en España en la producción de Hidromiel.
El procedimiento es el siguiente: se limpia y filtra la miel, se mezcla con agua y se pone a hervir. En este momento se controla la densidad del mosto y se le añade el pie de cuba compuesto pro una mezcla de agua, miel, levaduras y polen. Se fermenta en bidones de acero inoxidable a una temperatura controlada de 18º-22º C. Para facilitar la primera clarificación de la hidromiel, se pasa a otro bidón de acero inoxidable con una válvula de fermentación. El proceso dura entre 6 y 8 semanas y después se pasa a unos toneles de roble para que envejezca en bodega a una temperatura constante; aún así ha de sufrir algún trasvase más para clarificarla hasta que esté lista para su envasado. Entonces se efectúan varios filtrados antes de embotellar
Si alguno se ha quedado con las ganas de probarlo, que sepa que hay innumerables recetas por la red y sólo se necesita agua, miel y unos cuantos meses de espera.
El hidromiel ya se consumía allá por el siglo I a. C., los griegos, normandos, celtas y sajones le atribuían propiedades energéticas, digestivas y relajantes, y el mismo Julio César la hizo bebida predilecta. Los griegos le dieron el nombre de melikraton y los latinos la llamaban aqua muslum, aunque esta versión era, más bien, vino de uva endulzado con miel.
Según la mitología escandinava, era una bebida preparada por las walkirias, vírgenes guerreras sirvientes del dios Odín, que acogían en el Valhalla a los hombres caídos en batalla y les daban reposo y satisfacción eternos.
Según la mitología griega, Aristeo, hijo de Zeus, fue educado por las ninfas y recibió de ellas las enseñanzas sobre la apicultura; fue así como desarrolló la primera receta para hacer hidromiel y después él la enseñó a los hombres.
La expresión “luna de miel” proviene del siglo XVI, cuando existía la tradición de que cuando una pareja se casaba, debía tomar hidromiel durante todo el primer ciclo lunar, para así incrementar su fertilidad y poder concebir un hijo varón.
Los primeros datos reales corresponden al siglo I a. C., época en que se sitúa un cuerno vacío encontrado en Alemania, en el fondo de un pantano, con restos de polen y levaduras, siendo éste el testimonio más antiguo de elaboración y consumo de hidromiel.
En la época en que el hidromiel fortalecía a Erico el Rojo, conquistador de Groenlandia, y a sus compañeros contra los rigores del Atlántico Norte, allá por el siglo X, ya comenzaba a extenderse la vitivinicultura, desplazando al hidromiel para ser sustituido, poco a poco, por el vino.
El hidromiel Aqua Melis se elabora fermentando una mezcla de miel, agua y polen, y se envejece un mínimo de dos años en barricas de roble. Una vez adquiere las características deseadas, se filtra, se embotella y se deja reposar. La elaboración de este hidromiel es artesanal y se hace con mieles seleccionadas de primera calidad. Es un hidromiel de un bonito amarillo dorado y brillante, de olor intenso y sabor exquisito, fuerte y evocador. Las dos variedades de hidromiel, dulce y seco, son ideales como acompañamiento de frutos secos, patés, ahumados y dulces.
Vinagre de miel: Un producto artesanal para paladares refinados.
Es sabido que donde hubo vino, vinagre queda. Donde hubo hidromiel es inevitable la presencia de "vinagre de miel".
Este vinagre se elabora artesanalmente y de forma natural a partir de hidromiel y por un método tradicional (método de Orleans), en toneles de roble. En condiciones adecuadas de temperatura y ventilación, entre otras, el hidromiel se va acetificando lentamente, y luego se envejece hasta obtener el punto perfecto.
El vinagre de hidromiel es un vinagre de color ambarino, brillante y muy aromático, con ligeras notas dulces, que mejora y realza el plato en que se utiliza, reforzando el gusto natural de los alimentos, sin disfrazarlo.
Es la bebida fermentada más antigua que se conoce, mucho más que la cerveza y el vino, y probablemente es la primera bebida alcohólica que comenzó a beber con asiduidad el ser humano. Sus orígenes se pierden en el albor de los tiempos y ha sido consumida por todo el mundo antiguo, desde África a los países nórdicos y de China a América pasando por toda Europa.
Es la Hidromiel, el néctar de los dioses.
Los vestigios más antiguos de consumo de hidromiel se han encontrado en una vasija de barro que contenía una mezcla de hidromiel con arroz y frutas. Se halló en China y han sido datados del 7.000 a.C. aunque su origen es bastante más antiguo y se desconoce quienes fueron los descubridores de este proceso de fermentación.
Su elaboración básica es relativamente sencilla. Se hierve agua con miel se guarda en un recipiente que se pone al sol durante unos meses y voilá, tenemos una bebida alcohólica. Por eso es fácil imaginar que seguramente se trata de un descubrimiento fortuito. Agua con miel que se calienta y que por casualidad se mantine en unas óptimas condiciones ambientales.
Esta bebida es consumida por todo el mundo antiguo durante siglos. La hidromiel se menciona en los versos hinduistas de Rig Vedá (1100-1700 a.C.). Era la bebida preferida de los griegos y el mismísimo Aristóteles habla de los pros y contras de su consumo. Los romanos la llamaban agua mulsum y Columella, naturalista romano, (60 d.C.) describe varias recetas para prepararlo.
Durante la alta edad media la consumen Celtas, Sajones y Vikingos. Los bardos recitan sobre los bondades de la hidromiel en muchos cantares épicos nórdicos y anglo-sajones (Y Gododdin – Beowulf) y también es conocido su ingente consumo en las fiestas y las reuniones de los guerreros en el salón de hidromiel, banquete que continuarían en el paraiso del Valhalla donde beberán hidromiel durante toda la eternidad.
El hidromiel es una bebida alcohólica fermentada a base de miel y agua. Consumida desde la antigüedad, esta bebida se menciona por primera vez en los versos del Rig Vedá (compuesto entre el 1700 y el 1100 a. C.), uno de los libros sagrados del Vedismo. En la Grecia clásica se llamaba «melikraton» y los romanos la llamaron «aqua mulsum», aunque esta versión era más bien vino de uva endulzado.[1]
Posiblemente es la primera de las bebidas alcohólicas que consumió el hombre y probablemente precursora de la cerveza. Su uso estuvo muy difundido entre los pueblos de la antigüedad. En Europa, la hicieron y consumieron los griegos, celtas, sajones y vikingos. Según la mitología nórdica, el hidromiel es el único alimento del dios Odín.[2]
Existía la tradición de que las parejas recién casadas tomasen durante un ciclo lunar después de la boda este brebaje para conseguir hijo varón. De ahí proviene la tradición actual de «Luna de miel» (Data del siglo XVI aproximadamente).[cita requerida]
También en américa se consume hidromiel. Los Mayas añadían al agua y a la miel la corteza de una árbol llamado balche, el mismo nombre que recibe el licor obtenido.
Aún así se seguirá consumiendo otorgándole además propiedades medicinales y mágicas. Por ejemplo, en el siglo XVI, las parejas recién casadas que quisieran tener un varón, debían de beber hidromiel durante todo el mes lunar siguiente a su boda. De aquí hemos heredado la expresión actual de “Luna de Miel”.
Si alguno se ha quedado con las ganas de probarlo, que sepa que hay innumerables recetas por la red y sólo se necesita agua, miel y unos cuantos meses de espera.
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